martes, 10 de abril de 2018

Sobre José Antonio Abreu, Fundador del Sistema de Orquestas de Venezuela





Estimados Amigos

Hoy tenemos el gusto de compartir con ustedes el acercamiento que nuestro amigo Eduardo Casanova Sucre hace del polémico fundador del Sistema de Orquestas de Venezuela, José Antonio Abreu.

Deseamos disfruten de la entrada.



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LA MUERTE LLEGÓ POR FIN



Por Eduardo Casanova




No me gusta escribir sobre la muerte de José Antonio Abreu. Temo no poder ser objetivo ni nada que se le parezca, pero siento la obligación de hacerlo. Nos conocimos en 1958. Yo estudiaba primer año de Administración Comercial en la Universidad Católica Andrés Bello, que funcionaba todavía en su sede primera, en la esquina de Jesuitas (carrera que dejé pronto) y Abreu estudiaba Economía. Se sabía que los curas lo distinguían especialmente y hasta se decía que lo tenían señalado como sucesor de Rafael Caldera. Y fue la música los que nos acercó. 




Dejé los estudios y por algún tiempo me dediqué a muchas otras cosas, entre las cuales una fue la candidatura de Arturo Uslar Pietri, a la que me entregué por completo en 1962. Y allí fue mi primera mala experiencia con Abreu: yo presidía un grupo de jóvenes que cargó sobre sus hombros el trabajo pesado de aquella experiencia y no exigió nada como recompensa, y al final del proceso un grupo de oportunistas, haciéndose pasar por "juventud uslarista" cosechó frutos que no había sembrado y logró engatusar a Arturo para entrar en las listas de candidatos al Congreso. Entre ellos estuvo José Antonio, que por un escándalo piramidal y una situación privada había perdido el valimiento de los jesuitas. 


Juan Féliz Sánchez, José Vicente Abreu, ministro de cultura, y el presidente Carlos Andrés Pérez


Inmediatamente después de las elecciones del 63 me fui del país con un nombramiento de diplomático de rango menor y me olvidé por completo del uslarismo y de Abreu. Pero cinco años después, luego del triunfo de Carlos Andrés Pérez, uno de mis mejores amigos de adolescencia, Diego Arria, se convirtió en Gobernador del Distrito Federal y me nombró su Director Civil y Político, que entre otras actividades tenía a su cargo la política cultural de la entidad. Y entonces se me presentó de nuevo Abreu, con un grupo de jóvenes entre quienes destacaba un muchacho a quien conocí de niño, por quien ya sentía algún afecto y que figuraba entre los colaboradores de José Luis Alvarenga, mi predecesor en el cargo: Luis Morales Bance. Me proponían organizar una Orquesta de Cámara financiada directamente por la Gobernación, idea que a pesar de mi apoyo no prosperó porque fue vetada por Diego Arria sobre la base de que Abreu había estafado a un gentío con su pirámide y no era de confiar. Debido a que en Copenhague mi secretaria era violinista de la Orquesta Juvenil le propuse a Abreu que se hiciera una orquesta infantil en Caracas, con la seguridad de que Diego no se opondría a una iniciativa destinada a los niños, y conseguí, gracias a Alberto Trujillo, un aporte inicial de 100.000 bolívares, equivalente a unos 25.000 dólares americanos, y con Pepino Delfino conseguí dos autobuses que servirían para traer estudiantes de música de Barquisimeto y de Maracay como núcleo inicial del proyecto. Así nació el famoso "Sistema". Tal como lo había previsto, Diego no solo no se opuso, sino hasta les cedió un espacio en el Teatro Teresa Carreño, construido por el Centro Simón Bolívar, del que era presidente, para su funcionamiento. 



José Antonio Abreu como candidato a diputado dentro del FDN en 1968


De allí en adelante Abreu convirtió el proyecto en su propia vida. Aduló hasta la saciedad, importunó a medio mundo, se sacrificó hasta lo indecible y logró que el Sistema funcionara como pocas cosas lo han hecho en el país. Lo malo fue que con eso el proyecto se convirtió en algo personalísimo de Abreu y para que funcionara terminó dañando a otras instituciones cuyo buen rumbo es vital para la vida musical del país. Entre ellas las escuelas de música. Pero ese es otro tema que no pienso tocar hoy. Abreu fue un gran oportunista, muy inteligente y trabajador como pocos. No quiero referirme hoy ni a sus muy dudosas posiciones políticas ni al efecto que a la larga tendrá el Sistema sobre la vida musical venezolana. Eso lo hará la historia, sobre todo si el Sistema sobrevive a su impulsor. En lo personal no me resulta fácil aceptar muchas de las cosas que le vi hacer, y lo que sobre su trabajo rechazo se refiere, por ejemplo, a que como ministro de Cultura dañó a muchas personas e instituciones para favorecer a su Sistema y a su persona. Hay quienes lo justifican. Yo no puedo. Pero a la vez creo que la culpa no fue del ciego, sino de quién le dio el garrote: al designarlo presidente del Conac y ministro del Cultura lo hicieron juez y parte, y no tuvo la grandeza necesaria como para evitar tentaciones. 


José Vicente Abreu y Hugo Chávez

Ojalá que en el porvenir, cuando se enderece el país, el Sistema pueda salvarse y redireccionarse, porque fue una muy buena idea, pero ejecutada sin la necesaria rectitud.


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José Antonio Abreu: “Educación artística se afirma como eminente derecho social de nuestros pueblos”
 





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Eduardo Casanova



Estudió Derecho y Letras en la Universidad Central de Venezuela y en la Universidad Nacional de Buenos Aires. En 1963 se estrenó su obra teatral Barrabasalia, escrita en colaboración con Arturo Uslar Braun, en 1975 se estrenó su comedia "El solo de saxofón". Luego, en 1968, recibió su título de abogado. Presidente de la Fundación para las Artes del Distrito Federal (Fundarte), 1984. Director del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (CELARG), 1984-1987. Premio Guillermo Meneses por su obra narrativa (2000). Presidente del Círculo de Escritores de Venezuela, 1999 y 2001.  

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