lunes, 16 de marzo de 2015

Palamedes y Canaima





Es muy curioso que uno de los héroes más inteligentes del historial griego prácticamente haya sido desterrado del canon mitológico y que fuera obviado olímpicamente por Homero que prefirió al poco íntegro Odiseo como protagonista de la megaproducción que seguiría a La Ilíada. Palamedes significa “hábil con las manos” y por los pocos datos que tenemos, este muchacho sí que lo era. Tanto así que sin este personaje el muy posterior Faro de Alejandría no hubiese existido. Pero su inventiva no se llegaba hasta aquí, creó la balanza, el disco (no el de vinilo ni el compacto por supuesto) y comparte con el fenicio Cadmo la cocreación de la escritura. Los antiguos helenos le atribuyeron la invención del ajedrez cosa que un indio podría objetar, quizás él sólo lo vio en algún baratillo que visitó en algunos de sus viajes y lo llevó en su alforja al mundo griego.

 





Palamedes representa el surgir del pensamiento creativo y racional que desembocaría en ese maravilloso siglo de Pericles. Mientras que Odiseo, ese cegador de cíclopes y destructor de ciudades, es el resabio de las fuerzas del pasado, ingeniosas pero bárbaras. Palamedes es el cosmos naciente mientras que Odiseo era el caos reinante, la naturaleza desbocada e informe.





El ajedrez es un juego que se escenifica sobre un tablero cuadriculado donde los contrincantes solo cuentan con su habilidad mental para el triunfo. Tan sólo son 64 escaques pero las combinaciones son prácticamente infinitas. Todo está a la vista y regido por reglas estrictas, lo único que puedes ocultar son tus pensamientos. Todo lo contrario a la forma de actuar de los compañeros de Palamedes y de la persona que con mentiras provocó su muerte: Odiseo. Mucho tiempo después Hipodamo de Mileto trasladó el trazado del trebejo al Pireo en Atenas y así surgió una manera de contraponerse a la informalidad rural y darle un nuevo orden a la vida de los hombres. Y Palamedes comenzó a jugar una partida digna de Lewis Carrol. Así un orden ortogonal se contrapuso a las curvas de la naturaleza. Este orden fue el que halló su máxima expresión en el Imperio romano y que luego desapareció con su caída. Después volvieron a surgir ciudades con calles sinuosas, malolientes y estrechas. Otra victoria del Caos de Odiseo

Plano del Pireo de Atenas en 1908



Al finalizar la edad media nos enteramos que el mundo no era tan pequeño y el campo de batalla se traslada a lo que llamaran América, allí el caos cambia de nombre y pasa a llamarse Calibán, la fuerza de una naturaleza feraz y capaz de devorar al mas valiente de los europeos. ¿Qué hace el europeo frente a tan portentoso enemigo? Invocar a Palamedes, con el acta fundacional de las ciudades y su trazado de tablero de ajedrez, así se haría frente al enemigo, allá afuera, que no se limitaba a los naturales habitantes de estas tierras sino a toda la naturaleza desbordante que inundaba los ojos y mentes de los conquistadores. Así se imponía el nuevo orden en una tierra donde abundaban caníbales, gente con el rostro en el pecho y otras que podían arroparse con sus orejas. Calibán luchó por imponerse, sólo hay que recordar la desaparición de Nueva Cádiz o las veces que Cumaná fue engullida por el mar.


Ruinas de Nueva Cádiz en la Isla de Cubagua


Una vez impuesto este orden a la naturaleza, también se le impuso a las gentes, en forma de una severa separación social y un estricto marco jurídico, sin embargo el caos puja por aparecer, ahora se llama Canaima* y se refleja en los escapes ocultos a la moral imperante, la deficiencia de servicios o en la llegada de sucesos o enfermedades inesperadas. La independencia trajo nuevos aires pero el tablero se mantuvo. Luego vino el desarrollismo petrolero y la sagrada cuadrícula fue profanada, aparecieron los barrios provisionales de trazado medieval y para aquellos que aún vivían en el trebejo, esos eran reductos de Canaima. Ahora vemos a Canaima en la falta de planificación, en los servicios ineficaces, en la inseguridad desbocada, en la falta de espacios públicos, en las colas para comprar harina de maíz precocida, en autoridades ineptas y en el trazado informe de los barrios.


Plano de la ciudad de Valencia, la de Venezuela en 1878 realizado por Ernesto Luis Branger


Ahora Palamedes desde su oculta atalaya prepara su próxima jugada sin saber si logrará hacerle jaque mate a Canaima. Los hombres se empeñan en destruir ciudades y países. Quizás las maneras del destructor de Troya se impongan.

Caballo de Troya. Fotograma de la película Troya (2004)

* Deidad indígena del mal . Rómulo Gállegos tituló una de sus novelas Canaima y afirma en la misma que es: la sombría divinidad de los guaicas y makiritares, el dios frenético, principio del mal y causa de todos los males que disputa el mundo a Cajuña el bueno. 


Richard Montenegro

 (2008-2015)


Publicado originalmente el 23 de marzo de 2010 en el blog 




*******






Richard MontenegroPerteneció a la redacción de las revistas Nostromo y Ojos de perro azul; también fue parte de la plantilla de la revista universitaria de cultura Zona Tórrida de la Universidad de Carabobo. Es colaborador del blog del Grupo Li Po: http://grupolipo.blogspot.com/. Es autor del libro 13 fábulas y otros relatos, publicado por la editorial El Perro y la Rana en 2007 y 2008; es coautor de Antología terrorista del Grupo Li Po publicada por la misma editorial en 2008 , en 2014 del ebook Mundos: Dos años de Ficción Científica y en 2015 del ebook Tres años caminando juntos ambos libros editados por el Portal Ficción Científica. Sus crónicas y relatos han aparecido en publicaciones periódicas venezolanas tales como: el semanario Tiempo Universitario de la Universidad de Carabobo, la revista Letra Inversa del diario Notitarde, El Venezolano, Diario de Guayana y en el diario Ultimas Noticias Gran Valencia; en las revistas electrónicas hispanas Alfa Eridiani, Valinor y Gibralfaro, Revista de Creación Literaria y de Humanidades de la Universidad de Málaga y en portales o páginas web como la española Ficción Científica, la venezolana-argentina Escribarte y la colombiana Cosmocápsula.


No hay comentarios:

Publicar un comentario