miércoles, 30 de octubre de 2013

"Tenemos actualmente más maestros de honestidad que gente honesta."
¿DE QUÉ SIRVE TANTA LUZ?,
por G. Ch. Lichtenberg





“En el sistema de la zoología, después del hombre viene el mono, aunque salvando un inconmensurable abismo. Si un Linneo quisiera clasificar a los animales según su felicidad o el bienestar que les permitan sus condiciones de vida, es evidente que muchos hombres quedarían por debajo de los asnos de molino y los perros de caza. La razón descuella ahora por sobre el reino de los sentimientos oscuros, pero cálidos, como las cimas de los Alpes por encima de las nubes. Ven el Sol más puro y claro, pero son frías y yermas. La razón se ufana de su altura. Se habla mucho de la Ilustración y se desean más luces. Pero, ¿de qué sirve tanta luz, Dios mío, si la gente no tiene ojos, o, si los tiene, los cierra intencionadamente? La costumbre es, en muchos casos, mala consejera. Hace que tomemos la injusticia por justicia y el error por verdad. Lema: Querer encontrar la verdad es un mérito aunque uno se pierda en el camino.

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Un soldado puede criticar perfectamente a su general, sin por ello ser capaz de comandar un batallón. Voltaire.

A menudo se reprocha a los poderosos que hubieran podido hacer mucho bien y no lo han hecho. Ellos podrían responder: Imaginaos el mal que hubiéramos podido hacer y no hemos hecho.

En el sistema de la zoología, después del hombre viene el mono, aunque salvando un inconmensurable abismo. Si un Linneo quisiera clasificar a los animales según su felicidad o el bienestar que les permitan sus condiciones de vida, es evidente que muchos hombres quedarían por debajo de los asnos de molino y los perros de caza.


Ni negar, ni creer. Y a la vez hacer o pensar algo que ningún hombre haya aún hecho o pensado en el mundo.

El Nuevo Testamento es un autor clásico, el mejor manual de ayuda práctica que jamás haya sido escrito. De ahí que, con todo derecho, exista ahora en cada aldea de la cristiandad un profesor encargado de explicarlo. Que muchos de estos profesores no comprendan a su autor es algo que este último comparte con otros autores. Pero el libro se distingue claramente de los demás en que se han llegado a santificar hasta los gazapos cometidos al explicarlo.


Los grandes conquistadores serán siempre admirados, y la historia universal dividirá sus períodos según ellos. Es algo muy triste, pero forma parte de la naturaleza humana. Frente al cuerpo grande y fuerte incluso de un imbécil, el cuerpo pequeño del más grande de los espíritus, y por tanto el gran espíritu mismo, parecerán siempre despreciables a los ojos de la mayoría de la gente y mientras los hombres sean hombres. Preferir a un gran espíritu en un cuerpo pequeño es resultado de la reflexión, y hasta ella sólo se encumbran poquísimos hombres. En las ferias ganaderas, las miradas se dirigen siempre hacia el buey más grande y gordo.

Tenemos actualmente más maestros de honestidad que gente honesta.

El buen Dios con sus vasallos. En vez de una monarquía divina tenemos un sistema feudal. ¿Creéis acaso que el buen Dios es católico?

Los griegos no perdían, casi diría yo, la etapa más bella de su juventud aprendiendo lenguas muertas; aprendían los idiomas que necesitaban y lo hacían a través de las cosas, no como nosotros que, en un sinnúmero de circunstancias, aprendemos a conocer las cosas a través de las palabras. Plutarco ya era bastante mayor cuando aprendió latín.

Estornudar es un acto del que pueden derivarse grandes males, como la sordera, la ceguera, las varices e incluso la muerte. Por esta razón se dice “salud”: quiera Dios que esto no te haga daño. Se podría decir el “salud” en muchos otros casos, por ejemplo cuando alguien empieza a escribir versos o se casa, etc.

La gente empieza habitualmente sus testamentos encomendando su alma a Dios. Yo me abstengo de hacerlo porque creo que tales recomendaciones son poco provechosas si no vienen precedidas por la religiosidad de toda una vida; esas recomendaciones son conversiones patibularias, tan fáciles como ineficaces.

No quería inducir a error, pero lo hacía. Es muy triste ver que el esfuerzo de los hombres por disminuir los males del mundo produzca tantos males nuevos. En general, parece que se conoce mejor la fuerza que la materia a la cual se aplica.

¿No es extraño que se pueda acceder a los más altos cargos honoríficos del mundo (rey) sin dar exámenes, y que a cualquier médico de provincias se le exija examinarse?

Lo que más claramente caracteriza a la verdadera libertad, y su verdadero uso, es el abuso de la misma.

La razón descuella ahora por sobre el reino de los sentimientos oscuros, pero cálidos, como las cimas de los Alpes por encima de las nubes. Ven el Sol más puro y claro, pero son frías y yermas. La razón se ufana de su altura.

Lema: Querer encontrar la verdad es un mérito aunque uno se pierda en el camino.

Como es sabido, Voltaire fue bautizado dos veces, pero la operación dio escasos frutos. Quizás hubiera sido mejor para él y para el mundo que, en vez de regar dos veces la plantita, la hubiesen podado dos veces.

Se habla mucho de la Ilustración y se desean más luces. Pero, ¿de qué sirve tanta luz, Dios mío, si la gente no tiene ojos, o, si los tiene, los cierra intencionadamente?

Reducir las necesidades es lo que debería inculcarse a toda costa a la juventud, tratando de afianzarla en esta dirección. Cuanto menos necesidades, más felicidad: es una verdad vieja, pero muy mal aquilatada.

La costumbre es, en muchos casos, mala consejera. Hace que tomemos la injusticia por justicia y el error por verdad.

En Inglaterra, un hombre fue acusado de bigamia y su abogado lo salvó demostrando que su cliente tenía tres mujeres.

¿No es extraño que los hombres combatan tan a gusto por la religión y vivan tan a disgusto según sus preceptos?

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GEORG CHRISTOPH LICHTENBERG, Aforismos (cuaderno L, 1776-1799). Edhasa, 1990. Edición a cargo de Juan del Solar. FD, 05/12/2009.




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