jueves, 29 de agosto de 2013

Museo bar restaurant “La Guairita”:

El sueño por cumplir de José Tabares




José Tabares. Fotografía de Yuri Valecillo

Estimados Amigos

Hoy compartimos con ustedes esta nota que Alfredo Fermín le hizo a José Tavares.

Esperamos la disfruten.




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Historia de vida: El sueño de José Tabares es convertir el bar “La Guairita” en museo


Alfredo Fermín 

afermin@el-carabobeno.com


El sueño de José Tabares es convertir al emblemático bar “La Guairita” en un museo dedicado al pintor Cristóbal Ruiz, como se lo prometió antes de su temprano fallecimiento, víctima de su vida bohemia. 


Tabares, venido de Portugal en 1978, es un personaje con sensibilidad artística que quizá sin proponérselo convirtió el bar situado en la avenida Carabobo con calle  Rangel, en la Candelaria, en un  sitio de culto en el que se reúnen pintores, poetas, escritores y gente del pueblo en un ambiente de cordialidad. Allí conversan de lo humano y lo divino, mientras disfrutan  de cerveza helada acompañada de sardinas fritas, como las preparaba su madre en su pueblo cercano a la ciudad de Aveiro. El otro atractivo es la música con discos de acetato, los antiguos “long plays”, de los cuales afirma que tiene 500 mil ejemplares. 




Muy joven, en 1982, Tabares adquirió esta especie de taberna que data de 1919, bautizada primero “La Guaira” y después “La Guairita”, porque su primer propietario era nativo de aquel puerto. En  los  primeros tiempos, la clientela no tomaba cerveza sino tragos preparados como zamurito, berro, mistela, mojito y otras bebidas populares a base de ron blanco o caña clara




El destino de este bar cambió -recuerda con su característica  simpatía- cuando un día llegaron dos locos de verdad y uno de ellos me pidió que les fiara cuatro tercios de cerveza. Venían de Caracas y andaban “limpios”. Yo se los serví y, como los vi que andaban hambrientos, les puse también una parrilla bien resuelta. De la impresión se les quitó la rasca y no encontraban cómo agradecerme. 

Cristóbal Ruiz



Uno de los visitantes era Cristóbal Ruiz y el otro Diego Barboza, pionero de los nuevos lenguajes en las artes plásticas venezolanas, quien le sugirió que decorara el bar como si fuera un centro cultural. Desde entonces, las paredes de “La Guairita” comenzaron a cubrirse de cuadros, recortes de prensa, fotos de personajes, afiches y otros recuerdos que, con sillas y mesas de madera labrada, proporcionan al bar un ambiente sobrio que contrasta con la informalidad de la clientela. 




En una oportunidad, el cantante don Julio Centeno pidió a Tabares que le diera una cola para visitar a un amigo en La Isabelica. “Cuando llegamos, aquello estaba lleno de gente porque el amigo había muerto. Don Julio sacó la guitarra y, conmovido, cantó Tus ojos se cerraron. Ese tango me impactó por lo cual decidí coleccionar discos de Carlos Gardel,  el máximo intérprete de esa música”. 




El tango y especialmente Carlos Gardel tienen en el  lugar un centro de culto por lo cual cada 24 de junio, cuando se cumple un nuevo aniversario de la muerte del ídolo argentino, a “La Guairita” acude gente de todo el país a rendirle homenaje escuchando y cantando su música. Ocho días después se celebra un homenaje a la memoria de Alfredo Sadel, cuyas interpretaciones están en los primeros lugares del favoritismo de los clientes. 




Tabares afirma que por testimonios de personas fallecidas, su bar fue visitado por Benny Moré, Alfredo Sadel, Julio Jaramillo, Héctor Cabrera y Eleazar Agudo. De ellos y de muchos otros se conservan sus discos de larga duración que se escuchan nítidamente en aparatos coleccionados, para los cuales el propietario adquirió suficientes repuestos para desafiar la tecnología. 

Tomado de El Carabobeño





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